• Un EsPaCiO pArA cOnOcEr MáS dE cErCa A lA cIuDaD qUe NuNcA dUeRmE... pArA dEsCuBrIr QuÉ nO lA dEjA dOrMiR...

  • A quién no le han contado alguna vez algún relato extraordinario pero que sin embargo roza el costado de lo increíble. Son experiencias que le ocurrieron al amigo de un amigo o al vecino de Fulanito pero que dentro de la cadena de relaciones nunca permiten llegar a la raíz del asunto. Lo cierto es que esas historias constituyen las leyendas urbanas de cada ciudad, sus cualidades míticas.

2008-05-31

El loco y los novios

En uno de los miles de pueblo hay un famoso manicomio al cual van a parar individuos de todas partes de la región con todo tipo de problemas mentales, algunos de ellos son realmente peligrosos. Un sábado por la tarde corría por el pueblo el rumor de que se había escapado del manicomio un "loco" de los más transtornados y peligrosos.
Esa misma noche, una pareja de enamorados de un pueblo vecino y a punto de casarse, se disponía a volver a casa después de una noche de juerga. A un par de kilómetros de su casa el coche se les queda sin gasolina y se detiene en el arcen de la carretera. Después de estar un tiempo esperando a que alguien les pudiese socorrer sin fortuna, el novio decide acercarse a por una lata de gasolina ya que la gasolinera estaba cerca, quedándose la novia al cuidado de el coche.
Habían pasado ya 2 horas, el novio aún no había regresado y estaba ya muy nerviosa cuando de repente comienza a escuchar unos sonidos fuertes, secos y entrecortados en el techo del coche, como si lo estuviesen aporreando. Aterrorizada, decide salir corriendo del coche y cuando está un tanto alejada gira la cabeza y observa que sobre el coche hay una persona dando golpes sobre el techo con una cabeza humana: LA DE SU NOVIO.
A partir de esa noche la chica cayó en una profunda crisis nerviosa que no superó y fue internada en el manicomio, donde aún permanece. Esa misma noche, un par de horas más tarde, la Policía detuvo al "loco" que se había escapado con las manos y la ropa completamente empapada en sangre...

La sesión espiritista

En un pueblo ocurrieron estos hechos, contados por alguien de la misma localidad. Una noche, cinco chicos se reunieron en una vieja y solitaria casa abandonada en mitad de tierras de huerta con el fin de hacer espiritismo.
Lo prepararon todo, comenzaron, y como en cada sesión que se precie, uno de ellos, el portavoz, hizo la cuestión de inicio: "Si hay alguien que te moleste aquí, dinos quién es y se irá".El vaso indicó dos nombres, los dueños de los nombres se miraron sorprendidos y se despidieron de los otros tres. Volverían al pueblo caminando y ya se verían más tarde.
Dejaron a los otros tres con su sesión de espiritismo y conversaron por el camino. Cuando llevaban unos cien metros andados, escucharon un ruido y se giraron: La casa caía derrumbándose sobre los tres chicos que se habían quedado en la sesión espiritista.

El niño agresor

"Cuando ocurren cosas, normalmente es a una persona o un grupo de personas compartiendo la misma experiencia, pero esto que voy a contar sucede en un pueblo, y ocurre a todos sus habitantes, los cuales ya están acostumbrados... Pero yo, como visitante, y mis primas, hemos vivido unas experiencias que a la gente de allí les parece "normales".Fuimos a ese pueblo donde mis tíos tenían en las afueras una casa cerca del pantano. Para ir al pueblo tenías que seguir un camino de tierra durante cuatro kilómetros hasta llegar. Como en la casa de noche nos aburríamos, mis tíos nos acercaban al pueblo en coche para que pasáramos allí unas horas con los chicos del pueblo. Era verano y las noches invitaban a pasarlas hablando y disfrutando de compañía.Los chicos del pueblo al principio nos parecían muy fantasiosos o que nos querían meter miedo. Decían que algunas noches se oía el gemido de un niño pidiendo ayuda... pero no venía de ninguna parte, sino de todo el pueblo. Cada uno de los habitantes lo oía en su propia casa, en la calle, en la tienda, en el bar... partía de las paredes, del suelo... a veces incluso sentían un empujón violento que los lanzaba al suelo... Contaban que incluso una mujer embarazada perdió a su hijo en la plaza una tarde en la que se encontraba hablando con unas amigas al sentir que unas manos aprisionaban su vientre con tanta fuerza que la hizo abortar allí mismo. Ella estuvo a punto de morir y cuando se recuperó, se fueron del pueblo y no volvieron a él. Les preguntamos que quién podría provocar esas cosas... y que después de lo de la mujer ¿cómo es que la gente no se va del pueblo también? Entonces nos contaron una especie de leyenda y del por qué creen que "eso" atacó tan ferozmente a la mujer.Hacía unos diez años, unos niños del pueblo decidieron irse una noche de verano a otro pueblo vecino. Para ello tenían que atravesar un campo donde en uno de los laterales estaba el cementerio que compartían los dos pueblos y que se hallaba justo a la mitad del camino. Cuando ya estaban bien avanzados oyeron un crujido a sus espaldas. Era el hermano menor de uno de ellos. Le instaron a que se volviese a casa pues no querían cargar con críos y éste se negó en rotundo, más que nada es que le daba miedo volverse solo. Entonces decidieron despistarle. Al llegar a la altura del cementerio dijeron que iban a jugar para esconderse en él. Como había luna llena se veía bastante bien, este chico aceptó sinsospechar nada... Ya en el cementerio, uno contaba y los demás se escondieron todos juntos, mientras este chico se escondía en otro lado pensando que todos estaban haciendo lo mismo. Cuando ya le perdieron de vista, los chicos se reunieron y salieron por una de las tapias dejando a este chico escondido. No podían evitar reirse de lo fácil que había resultado engañarlo hasta que oyeron un grito desgarrador... Al principio pensaron que se trataba de una broma, hasta que el segundo grito reaccionaron y volvieron a entrar en el cementerio... Estuvieron buscando por todas partes pero no le encontraron, gritaron su nombre, dieron vueltas y más vueltas y nada. Al cabo de muchas horas, cuando ya despuntaba el alba decidieron buscar ayuda en el pueblo con la esperanza de que el chico les hubiese gastado una broma y se hubiese ido a casa. Al llegar al pueblo, el hermano fue a su habitación, no había dormido allí, la madre le preguntó por su hermano pequeño y éste le tuvo que contar la verdad. La madre avisó al padre y éste a todo el pueblo... Salieron todos en busca del muchacho al cementerio. Cuando llegaron allí, uno de los vecinos descubrió con terror que el cuerpo del chico se encontraba en una de las fosas que acababan de abrir días antes para un nuevo difunto... El chico tenía la cabeza reventada, los huesos de las piernas y de los brazos retorcidos en una figura grotesca, los ojos cristalizados por el pánico y la boca en una mueca de absoluto terror... Fue un día negro en todo el pueblo, nadie se explicaba lo que había ocurrido allí. El hermano, con los años, fue internado en un psiquiátrico pues decía que su hermano se estaba vengando de él, le veía en todas partes, le pegaba... Los médicos le diagnosticaron neurosis obsesiva post-traumática, pero no podían explicar los contínuos moratones que aparecían por todo su cuerpo, incluso en la cara...Al cabo de unos años, la madre de estos hermanos se quedó embarazada... y a los siete meses le ocurrió lo que ya contaron antes: Algo había provocado la muerte de su bebé y quizás su propia muerte de la que escapó por poco. Los chicos decían que los gritos que oían por las noches eran iguales que los que oyeron en el cementerio.Oyendo esta historia la verdad es que les creímos... habíamos pasado un buen rato de miedo y nuestro tio nos vendría pronto a recoger para llevarnos a casa... Cuando íbamos hacia el coche, sentí un golpe fuerte en mi espalda que me obligó a apoyarme en mi prima de una forma violenta. Casi nos vamos las dos al suelo... Miré hacia atrás, pero los chicos estaban hablando entre ellos a unos tres metros de nosotros. Mi tío dijo que me había tropezado. Mi prima, sin convencerse del todo, fue hacia los chicos, cuando de repente volvió la cabeza hacia el otro lado de forma violenta... Dijo que alguien la había abofeteado... y tenía una mano marcada en la cara... una mano pequeña... Nos asustamos muchísimo... y empezamos a gritar presas de la histeria... Los chicos vinieron a auxiliarnos mientras mi tío abría el coche rápidamente para meternos dentro. Los chicos hicieronuna barrera con sus brazos protegiéndonos de lo que fuese y pudimos meternos en el coche. Por el cristal pude ver cómo golpeaban a algo invisible que les estaba atacando. Mi tio condujo a gran velocidad tocando el claxon como un loco. Al llegar a la casa llamó a mis otros tios y todos fueron al pueblo a ayudar a los chicos, pero ya todo había pasado. Éstos se encontraban agotados por la lucha, con arañazos, golpes... pero dijeron que estaban acostumbrados, que no pasaba nada.Las agresiones en ese pueblo son esporádicas y no siempre a las mismas personas... pero ellos sienten que tienen que estar ahí para que ese niño que murió de forma tan violenta no esté solo... Llegará el momento en que pueda descansar en paz."

El bulto negro en la calle

En aquel típico barrio de camino angosto en el que hay casitas de barro muy antiguas y entre casa y casa hay fincas de cacao, también hay cultivos de maíz, o algodón; es costumbre de los hombres ir al pueblo a tomar cerveza y jugar al billar, regresando a muy altas horas de la noche, borrachos, casi siempre en grupos.Una de esas noches un muchacho, decidió regresar solo a su casa, aprovechando que había comprado una bicicleta, la noche estaba muy oscura porque no había luna y los postes de alumbrado tenían los faros rotos. Justo a mitad de camino, iba pedaleando lento, cuando de pronto vio algo que le pareció como un borracho tendido en mitad del camino. Se preocupó por el posible estado de aquel hombre, así que se bajó de su bicicleta y le gritó: "¡Despértate!".Como no pasó nada, se acercó más y le dio una ligera patada, cuál no sería su sorpresa cuando sintió que no era el cuerpo de un hombre, era como un bulto, de consistencia gelatinosa, que al ser pateado, salió flotando hacia la finca; los pelos del muchcho embriagado se erizaron y un escalofrío recorrió su cuerpo. La borrachera se le fue inmediatamente y como pudo, agarró su bicicleta e intentó pedalear pero la cadena se había safado, así que la arrojó y salió corriendo como alma que lleva el diablo y gritando por todo el camino. Al llegar a casa, su mamá le abrió las puertas y él cayó desmayado. Nunca más volvió a regresar tarde del pueblo.
Muchas historias acerca de los bultos negros se cuentan, y parece que es cierto, pero no sólo hay bultos negros, también se sabe de brujas y duendes, pero eso será en otra ocasión.

La vasija de la bisabuela

Una mujer y su marido iban cada verano de vacaciones a un caserón antiguo que estaba en medio del bosque, en el cual vivió su bisabuela, hasta que falleció años después de que desapareciera Andrés, el bisabuelo de ella, en extrañas circunstancias. A ellos les encantaba hacer senderismo por allí. Sin embargo, ese año había desastres naturales en aquella zona y no podía dedicarse al deporte del senderismo así que decidieron quedarse en la casa y jugar a juegos de mesa y bañarse en un pequeño lago que había a pocos metros de la casa.Esa tarde el marido fue al trastero, que se encontraba detrás de la casa, a coger una madera para encender la chimenea pues llovía mucho y hacía un frío insoportable. Cuando salía de allí, sonó un raspar en una de aquellas gigantesca vasijas que moraban en aquel lugar como 100 años y pensó en que todos los años lo escuchaba y ése sería el último.Le comentó a Laura que allí debía haber una rata o serpiente y decidieron limpiar entre los dos aquel cobertizo, que no se había tocado desde que murió su abuela y así se entretenían en algo. A la mañana siguiente se pusieron manos a la obra. Aquel sitio estaba inundado de polvo, telas de araña y nidos de pájaros vacíos, pero por ningún sitio se veían ni ratas, ni serpiente alguna, así que decidieron abrir aquellas vasijas. Pues podía ser que dentro de alguna de ellas hubiese caído el pobre animal y estuviese luchando por salir de allí.Cuál fue su sorpresa al encontrar que al abrir la vasija más grande, no encontraron más que huesos, pero no de animal, sino de una persona y unos de los huesos del brazo -tal vez radio o cúbito- estaba desgastado como si hubiera estado raspando la vasija para que le sacaran de la vasija. La chica y su marido decidieron ir al pueblo a investigar, para saber de quién podían ser aquellos huesos. Estuvieron como dos días preguntando a la gente, todos los que habitaban aquel pueblo desde hace tiempo le contaron lo mismo: Su bisabuela, en un ataque de locura, por las palizas que le daba su marido, decidió matarlo, pero que nunca supieron qué fue de él, pues no encontraron su cadáver.

La galletita asesina

Se cuenta que una joven fue a un supermercado cercano a hacer las compras.
En el transcurso de la tarde, mucha gente la vio sentada en el coche con las ventanillas subidas y los ojos cerrados, con ambas manos detras de la cabeza.
Un cliente que había estado en el supermercado un rato se preocupó y se acerco al coche. Se dio cuenta de que la chica había abierto los ojos y que presentaba un extraño aspecto.
Le preguntó si se encontraba bien, y ella contestó que le habían pegado un tiro en la nuca y que llevaba una hora sujetando su masa encefálica.
El hombre llamó a un médico que para poder entrar en el coche tuvo que romper la ventanilla, ya que el coche estaba cerrado y la mujer se negaba a quitar las manos de su cabeza.
Cuando finalmente entraron, descubrieron que lo que ella tenía un pegado era un bollo blando en su cabeza. Un paquete de galletas había explotado por el calor, haciendo un ruido fuerte, y el pegote le había dado en la nuca. cuando se toco para ver que era, solo sintio algo blando, así que pensó que se trataba de su cerebro. En un principio se desmayó, pero se recuperó enseguida y trato de sujetar su cerebro durante mas de una hora hasta que alguien vino en su ayuda.