• Un EsPaCiO pArA cOnOcEr MáS dE cErCa A lA cIuDaD qUe NuNcA dUeRmE... pArA dEsCuBrIr QuÉ nO lA dEjA dOrMiR...

  • A quién no le han contado alguna vez algún relato extraordinario pero que sin embargo roza el costado de lo increíble. Son experiencias que le ocurrieron al amigo de un amigo o al vecino de Fulanito pero que dentro de la cadena de relaciones nunca permiten llegar a la raíz del asunto. Lo cierto es que esas historias constituyen las leyendas urbanas de cada ciudad, sus cualidades míticas.

2008-10-14

Elisa Brown: la novia de arena

Elisa, hija del Alte. Guillermo Brown, estaba comprometida con el marino Francisco Drummond, Pancho Drummond era escocés, pero luchaba en la marina inglesa. Se radico en Buenos Aires y empezó a frecuentar la quinta del almirante en Barracas. Alli conoció a Elisa. Él tenia 24 años y ella 17. Se comprometieron y planearon casarse cuando la guerra terminara.El 6 de abril de 1827, Drummond marchó a la guerra con la flota de Brown. Muy pronto sobrevinieron grandes dificultades.Drummond, que ya estaba herido, tomó un bote y fue arrimándose al resto de los barcos en busca de municiones para continuar la lucha. En el momento de abordar la goleta Sarandí lo alcanzo una bala enemiga. Drummond comprende que va a morir y entrega a su amigo, el capitán Coe, el anilo nupcial para Elisa y alcanza a mantenerse vivo hasta la llegada del propio almirante, en cuyos brazos muere. Elisa recibió la noticia sin derramar una sola lágrima. Algunos dicen que la envolvió una silenciosa demencia.Pasaron los meses y una tardecita de diciembre, se vistió con el traje de novia que no pudo estrenar para la boda y se sumergió en el Río de la Plata, acabando con su vida.Fue enterrada junto con Drummond en el Cementerio de la Iglesia del Socorro, nunca unidos en vida, al menos descansarían juntos en la muerte. Posteriormente fue trasladada a la Recoleta, donde descansa bajo la misma columna que su padre.Muchos aseguran haber visto su fantasma deambulando por la zona de La Boca y Barracas. Otros la han visto caminando por la costa del río, por donde suelen quedar sus huellas marcadas.

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