• Un EsPaCiO pArA cOnOcEr MáS dE cErCa A lA cIuDaD qUe NuNcA dUeRmE... pArA dEsCuBrIr QuÉ nO lA dEjA dOrMiR...

  • A quién no le han contado alguna vez algún relato extraordinario pero que sin embargo roza el costado de lo increíble. Son experiencias que le ocurrieron al amigo de un amigo o al vecino de Fulanito pero que dentro de la cadena de relaciones nunca permiten llegar a la raíz del asunto. Lo cierto es que esas historias constituyen las leyendas urbanas de cada ciudad, sus cualidades míticas.

2007-09-11

Y rasguña las piedras... (la historia de Rufina Cambaceres)


Dentro del cementerio se alza una escultura que inmortaliza a la joven hija del escritor argentino Eugenio Cambaceres, quien con sus ácidas obras desnudó hipocresías de la alta sociedad de fines del 1800, y al que se repudió por haberse casado con una bailarina italiana, Luisa Baccichi, a quien la “gente bien” apodaba “La Bachicha”. El matrimonio tuvo una única hija y cuando Cambaceres murió, Luisa y la joven Rufina quedaron solas, con un palacete en la calle Montes de Oca, entre otros bienes. La niña desarrolló un carácter introvertido y solitario que se profundizó cuando su madre, cuatro años después de la muerte de Cambaceres, se convirtió en la amante del futuro presidente Hipólito Yrigoyen. Para entonces Rufina tenía catorce años, era hermosa y muchos jóvenes rondaban la casona de Montes de Oca, pero ella mostraba indiferencia. El 31 de mayo de 1902 Rufina cumplía 19 años, su madre había organizado una gran fiesta y luego escucharían música lírica en el Colón. Cuando finalizó el festejo y debían partir hacia el teatro, Luisa escuchó el alarido aterrador de una de las mucamas, corrió a la habitación de Rufina y la encontró tendida en el suelo, rígida, muerta. Un médico confirmó que había sido un síncope. Al día siguiente, Luisa e Hipólito Yrigoyen, la sepultaron en la Recoleta. Poco más tarde, el cuidador de la bóveda de los Cambaceres, avisó el macabro hallazgo del ataúd de Rufina abierto y con la tapa rota. La versión oficial sugirió un robo, ya que la niña había sido enterrada con sus mejores joyas; pero Luisa vivió el resto de su vida torturada por la convicción de que su hija había sufrido un ataque de catalepsia y fue sepultada viva. Pues la leyenda cuenta que arañando, golpeando las paredes del féretro, logró salir y ver el cementerio desierto. Pero las puertas de la bóveda estaban cerradas. Entonces, víctima de la desesperación, volvió a morir realmente de un ataque al corazón...Por eso, una estatua de lánguido art noveau, la representa con una mano aferrada a la reja de la bóveda, o como tratando de abrir inútilmente el picaporte de una puerta...Rufina Cambaceres esconde una pena de amor que seguramente terminó con su vida a corta edad. Muchas historias se cuentan sobre la vida de la joven: que murió de catalepsia, que era la dama de blanco, etc. Sin embargo, lo que parece más cercano a la realidad es que el día en que Rufina cumplía 19 años, mientras se arreglaba para asistir a una función de teatro, su amiga íntima le reveló un secreto que tuvo guardado durante mucho tiempo. El novio de la niña, era también el amante de su bella madre. El impacto de la confesión de su amiga le ocasionó un ataque al corazón y murió. Quién fue el caballero que rompió su corazón? El único presidente soltero que tuvo la Argentina: don Hipólito Yrigoyen, quien después de un tiempo, tuvo un hijo con la viuda de Cambaceres. “Lo único que deseo para mi entierro es no ser enterrado vivo”. (Lord Chesterfield). En una esquina de la sección13, está la bóveda de Rufina Cambaceres al lado de la de su familia que ostenta el nombre de Antonino Cambaceres (1823 – 1888), tío de Rufina.

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