Este mito tiene como protagonista a un hombre de alrededor de unos 50 años, canoso y barbudo, vestido con oscuras ropas de linyera, que lleva una bolsa de arpillera colgada en la espalda. Al igual que el cuco, cumple la función de atemorizar a los niños en caso de desobediencia, ya que en la bolsa colocaría a los pequeños de mala conducta.
El mito cobra mucha fuerza alrededor de 1930, cuando a partir de la crisis económica de aquellos años, era frecuente encontrar por las calles a mendigos que, al carecer de un hogar donde vivir, andaban por la ciudad llevando sus pertenencias en una bolsa.
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